En primer lugar, es importante precisar, que cualquier modelo que aspire a luchar entre los grandes, debe pasar su bautismo de fuego en Nürburgring.
Sea misticismo, sea pura superstición o simplemente una prueba cuerpo a cuerpo con los más veloces, el circuito alemán es quien marca las pautas y determina con su olimpo particular el podio de los más rápidos.
En definitiva, casi todos los grandes fabricantes terminan apareciendo con el noble objetivo de ajustar detalles mecánicos o de chasis, pero con la intención en mente de dejar su huella en forma de tiempo, a poder ser, lo más indeleble posible.
Aunque pueda parecer lo contrario no es fácil dejar huella en este circuito, su trazado es exigente y la competencia feroz, sin embargo, en 2016 un tapado consiguió dar una vuelta en algo más de 7 minutos y medio.
Para medir la gesta en su justa proporción, debemos remarcar que hablamos de una berlina deportiva que adornada con su trébol de cuatro hojas decidió sentar catedra.
Para ajustar aún más el prisma, el Lamborghini Aventador tiene su marca en 6:44 -hablamos de un super deportivo-, mientras el Porsche Taycan para el reloj en 7.42 segundos.
El Giulia marco un récord en su categoría mejorando los tiempos de Bmw, Audi y todo aquella berlina que hasta el momento se haya enfrentado al trazado germano, que pasar por ser un auténtico infierno verde con sus 20,6 kilómetros que lo convierten en el trazado de carreras más largo del mundo.
Puedes disfrutar de una unidad y comprobar sus características de primera mano aquí:
Alfa Romeo Giulia Quadrifoglio segunda mano en Madrid