Cinco consejos para aprobar el carné de conducir

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La obtención del carné de conducir es uno de los logros más esperados por la mayoría de jóvenes, que tan pronto rebasan la barrera de los 18 años empiezan a llenar las autoescuelas. Evidentemente, cada aspirante cuenta con una serie de aptitudes más o menos destacadas para la conducción y ello se observa claramente en el tiempo que se requiere para superar los test teórico y, sobre todo, práctico. Si te hallas inmerso en este trámite o tu hijo o algún conocido parece encontrar más dificultades de las esperadas, presta atención a las siguientes recomendaciones para unirte a la familia de los conductores.

1. La importancia de la base teórica: tendemos a pensar que el examen práctico de conducir es una prueba de reflejos, perspicacia y manejo de los nervios pero en realidad no es sino la traslación de los conocimientos teóricos a la realidad vial. Los profesores de las autoescuelas coinciden en que quizá el examen teórico se preste a la aplicación de estrategias memorísticas que facilitan su superación sin haber comprendido realmente muchos aspectos. A la hora de ponerse al volante, es posible que a los examinados les surjan muchas dudas por este motivo.

Dominar la teoría, clave para obtener el carné de conducir. Imagen extraída de bcnvial.com.

2. Conocimiento de la zona de examen: aunque la mayoría de autoescuelas ya trabajan con esta premisa, es muy importante que el alumno conozca las características de la zona en la que se desarrollará el examen. Usualmente, las ciudades más grandes se dividen en una serie de zonas entre las que se realiza un sorteo para seleccionar aquella en la que se procederá a efectuar la prueba práctica. Aunque un aspirante a conductor que domine la señalización y esté atento puede apañárselas en cualquier situación, saber exactamente dónde están los puntos conflictivos puede ser decisivo.

3. Desconfiar por sistema: no está bien decirlo pero no puede negarse que quienes ya tenemos el carné no siempre nos regimos por una lectura estricta del código de circulación. Por ello, los examinados pueden encontrarse con otros conductores que no ponen excesivo celo en el cumplimiento de la señalización o en el desarrollo de las acciones necesarias en la conducción. No obstante, ellos ya tienen el carné y en ningún caso podemos seguir su ejemplo aunque nos parezcan movimientos razonables. Presta atención exclusivamente a las características de la vía y si el resto de conductores hacen caso omiso no conviertas su problema en el tuyo.

El examen práctico de conducir es un verdadero reto para los jóvenes. Imagen extraída de antena3.com.

4. Que no me pidan hacer esto…: no le des más vueltas, en un examen de conducir el examinador puede pedirte que realices cualquier acción imaginable, incluyendo algunas que puede parecer que carezcan de sentido. Por consiguiente, no es recomendable acudir a la prueba con lagunas en algún lance de la conducción. Si te cuesta arrancar en pendiente o estacionar en batería, ni se te ocurra ir al examen rezando para que no te pidan hacer nada por el estilo. Aunque finalmente no te requieran ninguna de estas acciones, la simple tensión puede jugarte una mala pasada.

5. El examinador da miedo pero no suele morder: para concluir, una obviedad que parece que ninguno tenemos en cuenta a la hora de examinarnos. El examinador es una persona con la que es posible interactuar, empatizar y conseguir que presente una buena predisposición. Por consiguiente, no hay que tener miedo a la hora de pedirle que nos repita cualquier indicación que no ha quedado clara o que no hemos oído. Pese a que nos diga que prestemos más atención, nadie suspende por ello.

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