Esta es la historia de como una amante de Henry Ford hizo cambiar el nombre de los Mustang…
Andaba Lee Lacocca preocupado por el ascenso de los pequeños deportivos europeos que estaban entrando a finales e los 50 y principios de los 60 en el mercado americano, así que decidió encargar a Gene Bordinat un proyecto de deportivo barato, incidiendo en barato, es decir, no importaba la tecnología o el coche en sí, el coche debería tener apariencia deportiva y el resto no era importante.
Gene Bordinat -que de talento y visión estaba sobrado- presento en el 1962 el proyecto, un descapotable totalmente futurista y agresivo que inmediatamente fue descartado por un Lacocca que pensaba que era muy futurista -versión oficial- o por qué realmente buscaba un coste muy inferior al del modelo del gran Bordinat.
Así que Joe Oros se ocuparía un año más tarde de diseñar un coche con las líneas que conocemos y los requisitos de Lacocca, deportivo por fuera pero de coste muy contenido.
Sin embargo, el tema que nos ocupa tiene que ver con la alcoba de Henry Ford, y es que, el nombre elegido era Torino, con ello se esperaba vender cierta deportividad italiana y todo, incluido las campañas de marketing, estaba planeado.
Sin embargo, justo antes del lanzamiento la prensa estadounidense se hizo eco del escandalo que suponía que Henry Ford II -hijo- tenía una amante italiana, que por cierto más tarde se convertiría en su mujer, así que, para evita choques con la sociedad estadounidense del momento se decidió obviar cualquier referencia a Italia.
El proceso de rebranding fue bastante curioso aparecieron nombres que más tarde también se convertirían en modelos de Ford como el Puma o el Cougar, pero finalmente, en honor al avión de combate P-51 se decidió por Mustang.
Sin embargo este nombre tampoco estaba carente connotaciones, Ford no podía utilizar la imagen del caza ya que los derechos pertenecían a un socio de Rolls-Royce, así que, desde el primer momento se utilizo el caballo que conocemos en referencia a los caballos que se encontraban salvajes en EEUU tras escaparse.
Ahí llego otro dilema, el caballo debería mirar a la izquierda o a la derecha… pero eso y como se vendió por error el primer Mustang dos días antes de la fecha oficial de venta del coche es quizás material para un segundo post.
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