La Unión Europea tenía preparada desde hace algún tiempo su respuesta a las manipulaciones del grupo VOLKSWAGEN y su diésel gate, las condiciones se iban a endurecer, las marcas tendrían que ajustarse e invertir en tecnología lo máximo posible ya que, esta vez, la falta de cumplimiento de las condiciones impuestas por la UE tendrían un efecto inmediato sobre el bolsillo de estas -o sobre los consumidores según se mire-.
Y es que, ahora que tenemos más cerca el horizonte 2020 podemos ver como las marcas, como ya preveíamos- tienen la intención de repercutir sobre el consumidor final las sanciones de la UE ¿pero en que consisten?
Las marcas que operen en la UE tendrán la obligación de emitir un máximo de emisiones de 95 gramos, en el caso de no cumplirse las multas alcanzarían una media -hay que ver otros valores como el peso- de unos 95 € por gramo adiciones y unidad, las cuentas son fáciles si nuestro coche emite 130 Gramos -la media podríamos dejarla en 117 actualmente- tendríamos un recargo de 3325 euros, haciendo cálculos sobre los tipos medios -117 gramos- nos salen unos 2090 euros extras por un vehículo que podríamos calificar como medio.
Son pocas las marcas que se van a escapar de estas sanciones -y por tanto de la escalada de precios- entre ellas actualmente SMART, TOYOTA o lógicamente TESLA, el resto indiscutiblemente tendrán que pasar por caja, las más afectadas Mitsubishi, Mazda o Jeep.
En primer lugar, es previsible una alza en las matriculaciones de vehículos que superen estos 95 gramos este mismo mes de diciembre para venderlos posteriormente, así, como que la escalada de precios -probablemente- será progresiva, aunque eso si, en este escenario en el que las marcas no se encuentran con un nivel de ventas suficientes y en plena re conversión para adaptarse a las economías de escala difícilmente -esto es una especulación- pasaran más de seis meses sin que se repercuta esta sanción al precio final del vehículo, aunque eso lo veremos el próximo año.