El 18 de julio de 2013, la ciudad de Detroit se declaraba oficialmente en bancarrota. De acuerdo con las características de este estatus administrativo, la ciudad norteamericana reconocía su incapacidad de hacer frente a los pagos comprometidos con los acreedores así como al abono de las nóminas y pensiones públicas locales. Aparentemente, la Ciudad del Motor se había apagado de la noche a la mañana y había convertido uno de los pilares del sueño americano durante el s. XX en una pesadilla. La realidad es que los problemas venían de lejos y que la quiebra de Detroit no era sino la expresión más visible de la crisis del sector del motor. ¿Cómo se llegó hasta aquí? Continue reading